Por
Carolina García.
La cumbre boliviana envuelta en el
monocromo del rodaje a poco más de 80 minutos dirigido por Martín Boulocq, con la ausencia del habla, sin alaridos, sin musita,
la intriga en apenas unos minutos. El fastidio de una falsa idea, la “función”
entre un par de muslos, la fractura de la Iglesia y el derecho al divorcio más
que al voto de la mujer, el femenino del siglo XX.
Eugenia representada a través de los poros de
Andrea Camponovo, la ilustración de
la mujer en la explotación de su género a lo individual. La cinta comienza con
la alegoría del viaje en su vida cometido poco después de su divorcio. Ella en
un automóvil de un aparente desconocido, sin ropas, a imagen su piel y en los
esbozos del reflejo de la ventanilla, una res.
La lucha por un lugar profesional, su
advenimiento, reinvención, evolución y seguir después de la separación, sin
tropiezos, ni rencores. A sombra de otro divorcio, el de sus padres. ¿El
marido? Del que ha salido por puerta roja, meramente a menciones sin
apariciones.
El filme se muestra en un cúmulo del
peso social, de los quehaceres implantados para el rol de la mujer en la
sociedad, hacer comida, tejer, lavar, se amontonan y estallan en un derrame de
desquicia, de soberbia a cuenta gotas de cerveza con la ruptura del hombre y la
mujer en la sociedad. El personaje busca aceptación en igualdad de género,
engorroso, pues hay que hacerlo, para los quehaceres, para la inversión o el
trastoque de la tan llamada caballerosidad, abandonar esos estragos comunes en
el género masculino.
Y el ambiente… La favela del país
sureño adornada en esa cultura característica del lugar mezclado a lo
anglosajón, el nixtamal con la aparición de los pastelillos (cup cakes) a los pocos minutos del
rodaje. El contexto se da en un choque de ideas, del feminismo y el machismo,
lo propio y lo adoptado. La contradicción resplandeciente.
La corrupción de Camponovo por ideal propio (?) Una fragmentación al rato de un
inhumano con la etiqueta social de marido.
Un despertar de su género. Y Camponovo se
entrega, al natural, como en formato documental, sin ropajes, maquillaje,
extravagancias, sin la imposición de un estereotipo. Una de clase media, común.
Cualquiera es Eugenia, Boulocq logró
el identifique del cansancio de la mujer en otra.
Con una narrativa llena de referentes
hace un goce de filme, The broken Woman
(Simone de Beauvoir), emblema del feminismo, Tania la guerrillera en tiempos
del Che, la única mujer en medio de aquella lucha. El quebrantamiento de la
máxima institución de imposición social, la Iglesia. El derecho al voto… La
revolución femenil.
Con más de cinco filmes (Los viejos, 2011; Lo más bonito y mis mejores años, 2005; Rojo, 2009), galardonado nuevamente por el Festival Internacional de Cine de Guadalajara como mejor guion por Eugenia,
Boulocq estrenará nacionalmente el
21 de septiembre prometiendo la visión de un filme con arrebato
femenino en medio de una sociedad machista criada desde la trinchera de la
mujer… ¿Contradicción?
Trailer
No hay comentarios:
Publicar un comentario